Consecuencias de
las Cruzadas
Las cruzadas fueron un gran
movimiento en que el fervor popular se mezcló con las ambiciones de los
grandes. Juzgadas a base de sus propios objetivos, puede decirse que excepto la
primera y la sexta, todas fracasaron. Pocos años después la única huella
visible del paso de los cruzados por la Tierra Santa era algún castillo o
templo en ruinas. Pero a pesar de ello las cruzadas tuvieron grandes
consecuencias para la vida de la iglesia y de toda Europa.
Una de las consecuencias más notables de las cruzadas fue la formación
de las órdenes militares. Estas eran órdenes monásticas, con
los votos tradicionales de pobreza, obediencia y castidad.
Pero su característica peculiar era que, siguiendo el espíritu de las cruzadas,
se dedicaban a la guerra. Luego, en este fenómeno vemos un
ejemplo más de la increíble flexibilidad del monaquismo. El
viejo movimiento de los ascetas de Egipto ha tomado muy variadas funciones en
diversos tiempos. Unas veces ha sido el brazo misionero de la iglesia; otras,
su cerebro; pero en este caso se volvió el brazo que tomó la espada para
defender a los peregrinos.
2. Enemistad entre el cristianismo latino (occidental) y
ortodoxo (oriental):
Con las cruzadas se logró la propagación
de la religión católica romana en el medio oriente y el afianzamiento de la fe
en sus devotos. En sus inicios, las cruzadas surgieron, en parte al menos, del
deseo de acudir en auxilio del Imperio Bizantino, amenazado por los turcos. A
la postre probaron que los latinos eran también una seria amenaza para ese
Imperio. Esta enemistad no se limitó al plano político. Los cristianos griegos,
al ver los desmanes cometidos contra ellos por sus supuestos hermanos de
Occidente, quedaron convencidos de que no querían unión ni trato alguno con tal
gente. Hasta entonces, muchos griegos habían sospechado que el cristianismo
occidental tenía algo de herético. A partir de las cruzadas, no les cupo la
menor duda.
3. Pérdida de territorios:
Casi todas las expediciones militares sufrieron
importantes derrotas. Jerusalén se perdería en 1187 y lo que quedó de las
posiciones cristianas tras la III Cruzada hasta su definitiva pérdida en el
siglo XIII (San Juan de Acre -1291) se limitaba a una estrecha franja litoral
cuya pérdida era cuestión de tiempo.
4. Maltrato a los cristianos en Tierra Santa:
Las
cruzadas también actuaron en perjuicio de los cristianos que vivían en tierras
de musulmanes. Casi todos los gobernantes islámicos se habían mostrado
relativamente tolerantes para con los cristianos y los judíos. Pero durante las
cruzadas fueron muchos los cristianos que traicionaron a sus gobernantes
musulmanes, y aún más los que se unieron a los cruzados en las matanzas de
turcos y árabes en las ciudades conquistadas. En consecuencia cuando el poder
islámico quedó restaurado, y las Cruzadas perdieron su ímpetu, los seguidores
del Profeta se mostraron mucho menos tolerantes que antes. En varios lugares
hubo matanzas de cristianos, y en todo el Cercano Oriente se aplicaron con mayor
rigidez las leyes que los colocaban en desventaja frente a los musulmanes.
En Europa occidental, las cruzadas contribuyeron al creciente poder del
papa. Puesto que, en teoría al menos, estas grandes empresas militares estaban
bajo el mando del papa, quien las convocaba y cuyos representantes debían ser
sus jefes, el papa se convirtió cada vez más en una autoridad
internacional, capaz de juzgar entre los soberanos de diversas
naciones. Cuan Urbano II convocó la Primera Cruzada, su autoridad estaba en
duda, sobre todo en Alemania, donde continuaban los conflictos entre el papado
y el Imperio.
6. Crecimiento de la religiosidad y el culto a las
reliquias:
En
lo que se refiere a la devoción, las cruzadas tuvieron también grandes
consecuencias para la cristiandad occidental. Los viajes constantes a Tierra
Santa, y las historias prodigiosas que de allá venían, despertaron en la gente
el deseo de comprender más de cerca la realidad física de Jesús, de los
profetas, y de los grandes héroes del Antiguo Testamento. No es por pura
coincidencia que Bernardo de Claraval, el predicador de la Segunda Cruzada, fue
también un gran místico dedicado a la contemplación de la humanidad de Cristo.
También la vida intelectual sufrió el impacto de las
cruzadas. Del Oriente llegaron nuevas ideas. Algunas de ellas consistían en
viejas herejías que de algún modo habían subsistido en el Oriente, y contra las
cuales la iglesia occidental tuvo que luchar. De éstas la más notable fue la de
los albigenses. Durante siglos, había habido en Bulgaria un
fuerte grupo de herejes cuyas doctrinas eran semejantes a las de los antiguos
maniqueos, y que recibían el nombre de “bogomiles”. Estos eran
dualistas, que creían que el espíritu era bueno y la materia
era mala, y que por tanto rechazaban tanto el Antiguo Testamento como la
encarnación de Dios en Jesucristo. Para ellos, Jesús era un mensajero celestial
que, sin tener carne humana, había venido a traernos el mensaje de salvación.
8. Incursión de ideas de origen musulmán:
El
impacto intelectual de las cruzadas no se limitó a la introducción de la
herejía. El intercambio cultural entre Occidente y Oriente. Los europeos se
beneficiaron de la cultura musulmana y bizantina, los cuales eran portadores de
los conocimientos de la antigua Grecia. También llegaron a Europa ideas
filosóficas, principios arquitectónicos y matemáticos, prácticas y gustos de
origen musulmán. Pero en este sentido el impacto islámico se hizo
sentir más a través de España que como consecuencia de las cruzadas.
Las cruzadas guardan relaciones complejas
con una serie de cambios económicos y demográficos que tuvieron lugar en Europa
al mismo tiempo. Si bien las cruzadas contribuyeron a ellos, hubo muchos otros
factores, y los historiadores no concuerdan en cuanto a la relativa importancia
de cada uno. En todo caso, la época de las cruzadas es también la del crecimiento
de las ciudades y de la economía mercantil. Hasta entonces, la única
fuente importante de riqueza fue la tierra, y por tanto los nobles y prelados
que la poseían eran los únicos dueños del poder económico.
10. Fortalecimiento de las monarquías europeas:
Como consecuencias de las cruzadas los
señores feudales estuvieron mucho tiempo fuera, por lo que perdieron parte de
su autoridad política. Por el contrario, los reyes al final de la Edad Media
fueron cada vez más poderosos, logrando el fortalecimiento de las monarquías
europeas modernas. Muchos señores feudales murieron o se sumieron en la
pobreza, dado los fracasos continuos de las cruzadas. El sistema feudal
comenzó a debilitarse en la medida que creció el comercio y que muchos siervos
incorporados a las huestes de sus señores no regresaron, provocaron una crisis
de la mano de obra.
11. Surgimiento de la Burguesía:
Impulso el crecimiento
de las ciudades, logrando el surgimiento de una nueva clase social, la
burguesía, que impulsaría la creación de grandes ciudades
mercantiles autónomas del poder feudal, y ayudaría al fortalecimiento
de las monarquías europeas en su afán de quitar autonomía y controlar a los
grandes señores feudales.
Los “burgueses”,
es decir, los habitantes de los burgos, eran en su mayoría comerciantes cuyo poder
económico y político se fue haciendo cada vez más capaz de enfrentarse al de la
nobleza y, en cierta medida, al de la iglesia. Siglos después, a través de la
Revolución Francesa y otros acontecimientos, la burguesía triunfaría de la
nobleza.
12. Fortalecimiento del Islam:
Con el sultán Saladino
en la segunda mitad del siglo XII , los musulmanes del Oriente Medio se
hicieron más fuertes de lo que había sido antes de las cruzadas.
Por lo
pronto, las cruzadas fueron una expresión más de los altos ideales que
dominaron la vida de la iglesia durante los siglos XI, XII y XIII. Su fracaso
no fue visto por la mayoría de sus contemporáneos como negación a esos ideales,
sino como el resultado inevitable de su propia falta de fe y de fidelidad. A su
parecer, los reveses no se debían a que los altos ideales fueran errados, sino
a la bajeza de los seres humanos a quienes tocaba ponerlos por obra.